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sábado, 3 de mayo de 2014

Capítulo VII


Paul

Paul se quedó mirando a Dothy fijamente ella por su parte prefirió rehuir su mirada fue muy de sorpresa aunque también le provocó un poco de disgusto siendo el mismo quien quiso dar por finalizada la relación dos anos atrás para comenzar a salir con Jane Asher sin importarle que ella acabase de abortar un bebé de los dos.
Eso fue lo que le dio el valor necesario para recordar que al menos uno de los dos cumplió la promesa de no volverse a ver.
-Vete.-Acotó con firmeza, pero sin seguir mirándole a los ojos.
Lo único que ansiaba en ese momento era que se fuera de una vez y para siempre pues aunque dentro de ella todavía existiese algo que clamaba mas por Paul que por Frederick, comprendía que ya el mundo de Paul y el de ella eran demasiados distintos, Paul ahora era una afamada estrella de rock en tanto ella no era más que una simple florista residente en Liverpool.
Paul prefería hacer oídos sordos a los deseos de Dhoty aunque a decir verdad ¿Qué podía esperar? ¿A caso en serio pensó que Dhoroty lo recibiese con los brazos abiertos y le dijera que todo estaba enterrado y olvidado? Era demasiado pedir que aun no lo surtiese a bofetadas siendo que cuando más lo necesitó y el con la mano en la cintura la mandó a freír espárragos cuando Jane se le cruzó en el camino.
Ahora no le quedaba de otra más que hacer como que no dijo nada; si solamente el tal Frederick no se hubiese metido en la vida de Dhoroty pudiera que todavía tuviese un segundo chance solo que en esta ocasión ya había planes de boda con un guapo moreno alemán.
-Sé que esto es demasiado pronto pero…
Dhoroty
Dhoroty se desesperó ¿Para que dejara que siguiese hablando? Ya vivía tranquila sin su compañía que al fin comprendió a base de varias terapias psicológicas no era buena para ella.
-¡Vete!-Dhoroty le dio un golpe en el pecho, Paul no tuvo de otra más que apartarse de ella.-¡Vete! ¡Vete! ¡Vete! ¡Largo de mi vida!
Si, aquello era justo lo que veía venir, la verdad es que no se arrepentía de haber ido hasta su casa al menos le iba a dar la oportunidad de sacar los reclamos ahogados, y hasta de darle un par de merecidas bofetadas.
A raíz de ese golpe vinieron como avalanchas otros más en los que Dhoroty le daba con demasiada fuerza como si pretendiera partirle el pecho a base de golpes, ¿Cómo podía osar pensar que ella volvería a darle cabida en su vida? ¿Hasta ese punto podría llegar su maldito cinismo?
Bueno ahora era alguien públicamente conocido, quizás Jane Asher lo hubiese mandado al demonio temporalmente y ¿Por qué no? Pasar un tiempo con la tonta y manipulable Dhoroty Rhone no era una desagradable idea si una vez pudo con ella ¿Por qué sería imposible una segunda? Quizás ese y otros macabros pensamientos estuviesen pasando por la perturbada mente de Paul McCartney el ahora famoso beatle sin embargo ella ya no estaría ahí para permitirle burlarse de ella y sus sentimientos una vez más.
-¿A que has venido?-Cuestionó sin estar todavía tranquila, solo que por el momento tenía los ojos desbordados en lagrimas.-¿Qué quieres de mí esta vez? ¿No te bastó en cambiar mi personalidad por completo? ¿No fue suficiente hacerme dependiente de ti? ¿No te bastó tratarme como si fuera una basura durante el tiempo que estuve contigo?
No era para tanto una cosa es que sí Paul mismo lo admitía fue un cabrón de primer categoría con ella, pero también había veces en que las mujeres exageraban con sus reclamos aunque en ese caso, la verdad es que debía admitirlo Dhoty tenía razón; solo que era todavía demasiado machista como para tomarlo en cuenta.
-Todavía creo que hay un segundo chance entre tú y yo. -Dhoroty que estaba de espaldas volteó a verlo con una mirada llena de incredulidad combinada con enojo.-Sí entiendo que fui un imbécil no sé cómo pero todavía te sigo.-Paul antes de decir lo ultimo tragó saliva aferrándose a la perrilla de la puerta.-amando.
Por un solo instante Dhoroty no reclamo ni gritó, no hizo nada casi podía jurar que la actuación de Paul estaba siendo cada vez más perfecta, no cabía duda que el filmar A Hard Day’s Night le enseñó a ser todavía un mejor actor de lo que había sido mucho tiempo antes de ser famoso, pero por otro lado notaba una cierta pizca de sinceridad en sus palabras, y no solo ellas sino porque en la expresión que mantenían sus ojos había algo de culpa incluido con arrepentimiento.
Pero no, no podía darse el lujo de caer otra vez ¿Qué tal si solo eran figuraciones del propio Paul? O si tal vez solo fuese una prueba que el destino estaba poniéndole para ver si sería capaz de serle fiel a Frederick sin tener que volver a pasar por los brazos de Paul McCartney.
-Por última vez Paul.- Dhoroty perdió nuevamente su vista lejos del alcance de los ojos de McCartney quien buscaba su cara con demasiada animosidad.-Te pido que me vayas, tu solo quisiste salir de mi vida, ahora no puedo volverte a meter dentro de ella porque como ya has de saber, hay alguien más.
Paul apretó los puños, pensar que para ese momento de no haber sido tan idiota pudiese haber tenido un hijo con ella, y no estarle rogando por una segunda oportunidad.
-Si.-Paul se acercó a ella por detrás abrazándole de la cintura, sintió como Dhoroty se estremecía entre sus brazos al tiempo que buscaba la manera de zafarse de ellos.- Ya sé que hay alguien más, mas no por ello significa que me vaya a dar por vencido, por el momento entiendo que no me creas, piensas que quiero burlarme de ti otra vez, pero esta vez es real.-McCartney se encogió de hombros, en tanto Dhoroty caminaba por toda la pequeña sala de la casa.-Como te dije te sigo queriendo; tengo un mes de vacaciones en lo que se termina de concretar una gira por México, lo que también sé es que no me pienso ir de Liverpool con el rabo entre las piernas y las manos vacías que te quede claro a ti también.
Se marchó definitivamente de la casa, tal y como ella quería dejándola más sorprendida que de costumbre ¿Cómo le iba a hacer ahora para quitárselo de encima?
®®®®
La primer aparición de Paul nuevamente en la vida de su ex estuvo dentro de lo que el beatle ojiverde consideró normal; una vez que hubo calmado su respiración echó a andar el auto aparcándolo a dos cuadras de la casa de Dhoty, ahí se encontraba un telefono público en ese momento lo que más necesitaba era una persona con quien hablar y esa era John. No dudó para bajar del coche, meterse dentro de la cabina telefonocia comenzando a marcar el numero de extención de la compañía discográfica de Paris.
-¿Diga?
Vaya, esa era la voz ronca de Harrison.
-¿George?-Paul se cuidaba a cada rato de que las chicas en Liverpool todavía no le reconocieran.-Soy yo , Paul ¿De casualidad se encuentra John por ahí?
En el estudio George vio como Ringo y John entraban ambos con su par de bebés en brazos, y unas bolsas de comida, él en tanto se había quedado para limpiar el lugar ya que estaba lleno de bolsas con frituras, papeles, partituras, hojas, en fin todo un desastre.
Apenas logró John llegar hasta donde una pequeña mesita que George acondicionó para poder comer como era decentemente, le hizo señas para que asistiera el telefono, a juzgar por la voz Paul tenía algunos problemillas, y si bien adivinaba tendrían que ver con aquellla criatura tímida llamada Dhoty Rhone. Por lo que tuvo el mejor empacho de poner el altavoz de la bocina.
-¿Qué pasó?-Preguntó John desde la mesa, mientras ordenaba todo, podía escuchar a Paul perfectamente.
-Bueno al menos di el primer paso.-Todos escuchaban como Mcca resoplaba a través de la otra línea.-Salió como era de esperarse, será más difícil de lo que yo pensé ¿Sabías?
En Liverpool Paul agachó la vista hacia el suelo intentando dejar de sentirse idiota, sin embargo no podía ahora el creciente sentimiento de inferioridad era mucho más fuerte que él.
-Ten paciencia McCa.-John se alejó de la mesa sentándose en una silla con el aparato telefónico en sus manos, y claro con George y Ringo alrededor suyo.-Esas cosas hay que entender que se toman su tiempo.
-Si.-Paul procuró bajar la voz, estaba pasando mucha gente por donde él estaba, no era muy bueno que a cierta o cierto listo se le ocurriera fisgonear quien estaba dentro de esa cabina.-Pero resulta que lo que menos tengo es tiempo.
-Pues entonces.-John fulminó a George que le robaba la palabra, se supone que estaban hablando con él.-¿No has pensado en usar el cloroformo? Dicen que es muy eficaz en este tipo de casos.
Paul rodó los ojos desde donde estaba, en Paris, John y Richard fulminaron a George con la vista, el menor de los Beatles no se inmutó como ya había echo su acción de caridad, dispuso a escuchar lo que diría Paul a continuación.
-Yo lo único que puedo decirte Paulie.-John se rascaba la nunca al tiempo que ponía gestos de dificultad.-Sería que fueras paciente, a veces es una virtud y otras veces como nosotros que tenemos el tiempo encima es un estorbo, procura no abalanzarte sin pensar las cosas sabes.
Paul se echó a reír, otra vez le pedía paciencia ¿Cómo era que podía pedirle semejante cosa? Dado a que las cosas se ponían de lo peor, Dhoroty pensaba que solo la buscaba para hacerla sufrir otra vez y estaba en todo su derecho de pensarlo; pero como le dijo en este caso el tiempo era lo que tenía más corto.
-Lo tendré en cuenta.-Paul encendía un cigarrillo, no hablo hasta dar la primer bocanada.-¿Y que ha dicho Brian sobre lo de México?
-Creo que las cosas van bien.-Ringo que era el más informado en ese caso, fue quien atendió el telefono esta vez, dado a que John y Paul se encontraban sirviendo la comida china en los platos desechables.-Solo tienes un mes.
-Gracias por semejante reconformación Richard.-Añadió George, haciendo por ende que John soltase la carcajada.
Paul comprendió que por el momento entre esos tres no se hallaban entre ellos el pie con la bola, sería mejor idear otra estrategia para conseguir que Dhoroty retrasase su boda con ese alemán.
En el estudio mientras comía George se acordó de una amiga alemana que estaba muy metida en asuntos de espionaje del FBI, quizás podría colaborar con el problemón que se cargaba McCartney si le conseguía información del tal noviecito que le estaba haciendo la vida de cuadros al pobre McCa.
-¿Sigues todavía al telefono Paulie?
 -Eh.-Paul movió la cabeza un poco para despabilarse.-Ah sí.
-Tengo una amiga que trabaja para el FBI en Alemania justamente, ella reside por el momento en París, dame el nombre del tercero en discordia y veré si hay algo que te pueda ayudar.
A Paul se le iluminaban los ojos con la brillante idea de George, sacó de su chaqueta una libreta donde apuntaba las cosas que tenía que hacer durante el día y buscó en la última página el nombre de el alemán que le estaba estorbando en sus planes.
-¿Ya lo tienes?-Cuestionó George listo con una libreta y lapiz en mano.
-Sí.-Paul que batallaba incluso para leer su propia letra, tuvo que hacer los ojos de todos tamaños para poderle entender.-Frederick Zoller.
George anotó pulcramente el nombre del individuo, arrancando el papel después y metiéndoselo al saco del traje.
-Bueno, veré que puedo conseguirte mientras sigue haciendo lo tuyo.
Paul colgó la bocina respirando más tranquilamente, al menos George con lo que el investigase le daría armas para saber más o menos a que atenerse, sabría si Zoller sería de cuidado o no.
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Agneta
Tal como le prometió a Paul, George esperaba en un restaurante cerca del palacio de Versalles a su amante en turno, se trataba de la sargento Agneta Mohrange  una linda y caprichosa mujer miembro del ejército alemán que estaba en Paris por causa de cierto individuo que ya les traía a los jodidos nazis la cabeza patas para arriba.
Se terminó el cigarrillo empezando el que vendría siendo el decimo tercero, a este paso la cajetilla que compró saliendo del estudio de grabación estaba quedándose a menos de medias, era increíble su capacidad para fumar aunque de sobra sabía lo que le estaba haciendo a sus pulmones no podía dejarlo, primero empezó con los chicles de nicotina, luego vino el cigarrillo y después el puro gustándole finalmente el segundo.
Al fin su acompañante daba señales de vida, George se puso de pie como todo caballero galante, inglés y bien portado la saludó al estilo francés los dos típicos besos al aire en la mejilla, para volverse a sentar. Agneta sacó de su portafolios un par de folders los cuales le dejó caer en la mesa.
-¿Esto que es?-Cuestionó George tomando las carpetas de aros que se mostraban en sus narices.
-Es la máxima prueba de que en el ejército alemán no existe tal persona que corresponda al nombre de Fredirck Zoller.-Habló Agneta al tiempo que le robaba un cigarrillo.
George se quedó pensativo, entonces quería decir que el tipo con el que la chica de Paul iba a casarse, no estaba muy limpio que digamos.
-¿Porqué tanto interés en esa persona?-Agneta era el nuevo bicho de curiosidad, al tiempo que le formuló la pregunta se quitó el tacón; empezando a acariciar la pierna de George por debajo de su pantalón.
George al sentir el delicado pie de Agneta no hizo nada, simplemente la dejó seguir a fin de cuentas era su trabajo.
-¿Así que ese es un nombre falso no?
Agneta asintió sin dejar de hacer sus travesuras, fue cuando George se cansó cambió de silla y ahora estaba demasiado cerca de ella, palpando descaradamente su intimidad.
-¡¿Qué estás haciendo?!
George sonrió al ver que conseguía lo que se propuso: ponerla de mil colores.
-Creí que a ti también te gustarían mis jueguitos debajo de la mesa.
George se hizo el ofendido comenzando a picar un pastel de cajeta con fresas, estaba rico, si uno de sus vicios era el cigarrillo, el otro el sexo el tercero era definitivamente la comida, le encantaba comer y como tenía un buen organismo que metabolizaba rápidamente todo lo que entraba en su interior impidiéndole de esa forma engordar, pues ¿Cuál problema? A seguir disfrutando de la comida.
-¿Sabe rico tu pastel amor?-Agneta pronto perdió los nervios, estaba acercándose a él demasiado.
George asintió con la cabeza luego de tragar el pequeño bocado que se llevó a la boca, le colocó un pedazo del pastel a Agneta, pensó que ella lo iba a probar pero le cogió desprevenido plantándole semejante beso en frente de las pocas personas que se encontraban en el restaurante.
La situación comenzaba a calentarse, Agneta sentía su parte interior humedecerse, que humedecerse, mojarse, empaparse más bien, en tanto George ya sufría los efectos dentro de su pantalón, su pene comenzaba a crecer eso no era agradable.
-¡George!
Paró, cierta voz ya muy conocida para él estaba a sus espaldas, Agneta dejó de besarlo mirándole incriminadoramente pero estaba como el sin mirar atrás. Definitivamente su llegada le cogió por sorpresa que él supiera duraría en América un par de semanas más, por lo visto quiso darle la sorpresita ¡Pues vaya que se la dio!


miércoles, 19 de marzo de 2014

Capítulo VI

Para George era demasiado tedioso tener que lidiar con sus dos trabajos y encima con su hermana menor que era peor que lidiar con un niño hiperactivo de seis años, sin embargo tampoco se animaba mucho a mandarla con sus padres pues algo le decía que tanto su papá como su mamá no estaban todavía muy contentos con Louise por lo que prefirió regalarle unas vacaciones en París, hasta estar seguro que el coraje se les había pasado rotundamente a los Harrison.
Esperó en el estacionamiento del edificio a que su hermana terminara de arreglarse ¿Por qué las mujeres se empañaban tanto por el maldito aspecto físico? Pasó más de quince minutos dando vueltas alrededor del coche hasta que al fin la vio atravesar la puerta de entrada, George alzó las manos al cielo murmurando un silencioso ‘’aleluya’’ para ir a abrirle la puerta del ayudante a su hermana, ante todo todavía le quedaba algo de caballero.
— ¿Tienes que trabajar en Sábado?—Preguntó Louise sacando de su bolso un pequeño kit con maquillaje.
George apenas la vio se frenó de repente provocando que Louise se fuera de la mano con el rímel, mientras su hermano la miraba de una manera estupefacta, Louise le volteó a ver como si hiciera algo de lo más natural.
 —¿Qué rayos estás haciendo Louise Harrison? — George apretaba las manos al volante, tanto que ni se dio cuenta de que ya tenía los nudillos rojos de tanto apretarlas, su hermana estaba rematadamente LOCA.
—Pues estaba maquillándome. —Acotó Louise a manera de reclamo.­—Pero con semejante enfrenada, me has echado a perder el rímel.
Antes de que Louise volviese a echar mano del rímel, George alzó sus manos desesperadamente hasta donde los maquillajes de su hermana lanzándolos violentamente por la ventanilla del auto ¡Era una escuincla y ya se maquillaba! ¿En donde estuvo su madre todo el tiempo que no observaba bien lo que hacia esa loca?
—¡Que haces! —Louise se fastidió, ya no su madre ponía el grito en el cielo cuando la llegaba a ver maquillándose, y esto que el que si era estricto en cuanto a ese tipo de cosas era su papá.
—Que quede claro Louise.-George subió los vidrios no son antes ponerle el seguro a todas las puertas. —Si vas a querer vivir conmigo, tendrás que acatarte a mis reglas y la primera es no quiero prendas minúsculas, número dos, no maquillajes hasta que yo me muera y con tres dias de descanso para estar alertas y numero tres no muchachos desconocidos en MI apartamento ¿Queda claro?
— ¿Y que me dices de llevar señoras más grandes que tú? — Semejante tapón en la boca le puso a George, que con eso sintió que lo tenía en sus manos y en efecto, así era.
—P…pues es mi apartamento y yo en el meto a quien se me de la gana. —George se volvió a colocar el cinturón de seguridad, con las manos temblorosas.
—Ya vale, pero no es para que te pongas así de nervioso.
— ¿Sabes que Louise mejor cállate antes de que te abandone en algún lugar lejos de aquí quieres?
—Amargado.
— ¿Amargado yo?-Ironizó George—Ya quisieras.
Volvió a encender el auto perdiéndose en el espantoso tráfico parisino que todo el tiempo inundaba los sábados a las siete de la mañana.
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Paul se despertó aquella mañana de buen humor, estar en casa le hacía bien es mas ya hasta extrañaba el atender la mueblería, ayudarle a Ruth con sus sobrinos en fin, le gustaba estar nuevamente en Liverpool. La primera en entrar al que seguía siendo su cuarto fue Ruth con una bandeja que contenía un nutriente desayuno y un par de cortinas limpias para cambiar las otras que estaban que rebozaban polvo,
    ¿Qué tal pasaste la noche Paulie? — Preguntó Ruth mientras cambiaba las cortinas y ponía la bandeja en las piernas de Paul.
—Demasiado bien para que voy a quejarme. —Paul recordó el motivo por el cual se animaba a viajar hasta Liverpool. — Oye Ruth ¿Qué has sabido a cerca de la boda de Dorothy?
Ruth dejó de sacudir las cortinas, al fin sacaba el peine solo que le extrañó saber que en el rostro de su hermano había cierta pizca de melancolía.
—Solo sé que es un alemán, creo que viajó a Berlín y no sé que demonios pasó, pero lo cierto es que regresó comprometida ¿Por qué? —Ruth cayó en la cuenta, a juzgar por la cara apesadumbrada que puso Paul, era notable que a su medio hermano le dolía lo de Dothy— Ay Paul ¿No me digas que viniste a Liverpol por…
—Sí Ruth.-Paul dejó la charola con el desayuno a un lado para levantarse de una vez, le estaba doliendo la espalda de tanto estar semiacostado. — Vine porque todavía le quiero, pero no me atrevo del todo a ir hasta donde ella y decirle que volvamos.
 —Mmm pues con todo lo que sucedió antes de que tú comenzaras a salir con esa Jane. —Ruth hizo muecas de desdén— No creo que ella quiera volver a saber de ti, ella quedó algo dolida sabes, le caló cuando abortó y a los dos meses tu comenzaste a salir con ella.
Paul suspiró, sin embargo no podía dar todo por terminado estaba dispuesto a hacerle caso a John; viajó a Liverpool para ir a la gira que tenían programada a México con él, y no se iría de Liverpool con las manos vacías de eso estaba cien por ciento seguro.
Se levantó empezando a buscar ropa para vestirse, el día pintaba para que hiciera algo de calor por lo que eligió una camiseta negra, unos vaqueros y unas botines de charol en color negro por los peinados solamente peinó su cabello lacio hacia atrás y listo. Tomó la chaqueta negra que pendía del espejo del peinador y salió de su cuarto rumbo a la calle.
A parte de Ruth suspiró tranquilo al enterarse de que no había nadie más en casa, por lo que pensó podría salir sin tomarse la molestia de darle explicaciones a nadie, cerró la puerta tras de sí empezando a caminar rápidamente al auto que compró el mismo día que llegó a Liverpool. Ruth le dio la dirección de la florería que los Rohne pusieron en Penny Leane.
Siguió las instrucciones que venían escritas en la nota llegando rápidamente. Se estacionó en un callejón que estaba justo de tras del local la cosa pintaba prácticamente bien, la puerta que daba a la trastienda estaba abierta entró sin previo aviso, Era un cuartucho obscuro con un deliciosos arome de flores revueltas, puestas todas en barricas con agua. En la tienda al parecer había clientes ya que Dorothy estaba recorriendo con ellos mostrando algunas flores blancas.
Paul le restó importancia a eso, esperaría a que la tienda estuviera sola para salir del escondite entre tanto se dejó caer en un pequeño sofá que estaba ahí con unos periódicos de los cuales tomó uno.
®®®®
Olivia llegó a la casa que casi pegaba brincos, al fin después de tanto discutir lograba convencer a su tío de dejar que ese grupo llegara a México, estaba segura que serían todo un éxito no habia querido dar la noticia a los medios de comunicación hasta el día siguiente pues muchas veces su tío podía decir una cosa y al momento cambiar de opinión.
Sin embargo apenas llegó una criada llegó a ella con el telefono en mano.
—Gracias Juanita.
Olivia tomó la llamada, venia del palacio de gobierno, antes de contestar tomó aire rezando profundamente porque su tío no hubiese tenido la magnífica idea de cambiar de opinión:
—¿Hola?
­ —¿Eres tú mija?­ —Olivia cerró los ojos fuertemente, deseando que no pasara lo que ya temía.
—Sí tío ¿Qué pasó ahora?
—No nada más para decirte que eso de los melenudos sigue en pie, dile al rarito que se queda en tu casa que los traiga cuando quiera pero que los mantenga FUERA DE LACIUDAD DE MÉXICO.
Olivia volvió a ponerse contenta ahora si las cosas se suponía iban en serio a partir del día siguiente empezaría a correr la voz por los principales programas de televisión, las radiodifusoras y los periódicos en fin, que todo México se enterara de que al fin venían The Beatles.
—No sabes cuánto me alegra que no hayas cambiado de opinión tío.
—Ya ves, me convencieron, pero en fin pero ya sabes nada de tener a esos cuatro aquí.
—¿Pero a donde me los llevo?
—Que tus padres no te dejaron una hacienda en Puebla?
Olivia se mordió el labio inferior, se suponía que toda esa gente eran personas de ciudad, acostumbradas al ruido, a los lujos y no a la ordinaria vida campesina que se llevaba en Puebla.
—No creo que funcione eso.
—Pues a ver cómo te las apañas mija, ya te dije en el D.F. no los quiero,
— ¡Pero tío!
— ¡Última palabra Olivia!
Ahora Olivia tenía un nuevo problema; Acomodar a esas personas, a saber cómo le iba a hacer, pero pues tendría que recurrir solamente al plan A que le dio su tío.
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Dhoroty
Paul llegó a lo que era la casa de soltera de Dorothy, se encontraba en una de las colonias más tranquilas de Liverpool, esperó a que ella saliese del taxi y luego se apeó el del auto no sin antes aclararse la garganta y rogar por que su suerte fuese un poco amena y no lo mandase al diablo, apenas le abriera la puerta.
Se acercó temeroso de que alguien le reconociera y truncara sus planes por fortuna nada de eso ocurrió por lo que pudo llegar sano y salvo al portal de Dorothy. Se frotó las manos indeciso llegando a la opinión de que debía hablar si es que quería recuperar lo que perdió así pues llevó su mano derecha al timbre de la puerta de primer momento; no obtuvo buenos resultados, pero al segundo timbre ella acudió al llamado quedándose de estática apenas le vio parado en su umbral sin saber que decir.
—Hola—Fue lo que Paul pudo articular por el momento, mientras veía a Dorothy completamente diferente, ya no era rubia, sino pelirroja—Tanto tiempo sin vernos ¿No?
Dorothy salió pronto del estado de shock en el que se quedó al verlo parado en la puerta de su casa, ¡Era increíble lo que estaba sucediendo! Tanto trabajo que le costó olvidarse de él, como para que pasados unos dos o tres años volviese a ponérsele en frente como si nada; Mas a pesar de su incredulidad Dorothy no pudo ser grosera, por más que hubiese querido escupirle la cara y aventarle con la puerta muy bien sabía que no podía hacer nada de eso, pues por más que los años pasasen Paul siempre estaba presente.
—¿A que viniste Paul? —Espetó Dorothy aparentemente tranquila.
Paul se quedó callado una vez más, al menos lo primero que pensó no sucedía por lo que podía considerar aquello como una ganancia enorme.
—Hablar contigo por supuesto.
—¿Conmigo? —Dorothy frunció el ceño—¿Y de que quieres hablar si es que puedo saber?
Paul se fue alejando poco a poco del pórtico adentrándose ya a lo que era parte del living de la pequeña casa, Mientras tanto Dorothy daba pequeños pasos retrocediendo tratando de encontrar con la mirada, algún objeto que le sirviese de ayuda para quitarse de encima a McCartney y sus intenciones.
Una vez que Paul logró acorralar lo suficientemente bien a Dorothy colocó sus brazos sobre la pared; dándole menos libertad de moverse.
—Creo que tu ya sabes la respuesta no Dothy.




lunes, 4 de noviembre de 2013

Mallugando el asunto



Paul y Dothy Rhone
Paul ya tenía hecha su maleta, solo estaba esperando a jane para hablar con ella, a decir verdad disfrutó de los pocos meses que estuvo a su lado pero nunca sintió lo que sintió con Dothy, era diferente, a Jane la quería como una amiga hubo más de una ocasión en que en realidad llegó a pensar que con ella bien podría olvidarse del asunto de Dorothy, sin embargo las cosas salieron al revés.
Nunca era tarde para remediar los errores, Paul sentía que aun podía jugarse una segunda oportunidad de que Dothy volviese a amarlo, estaba dispuesto a conseguirle.
Al fin el timbre de su apartamento sonó, Paul se frotó las manos  estaba lógicamente nervioso pues no era para menos, seguro que a Jane se le rompería el corazón, pero sería más cruel si continuase fingiendo que le amaba cuando en realidad, tanto su mente como su corazón pertenecían a otra eso era mucho más cruel por eso consideró que era mejor dejar la farsa y que cada quien hiciese su vida por otros medios.
Dejó su maleta a un lado del closet para irse lo más rápido que pudieron permitirle sus pies a abrir la puerta, sus ojos se encontraron con una Jane sonriente como todo el tiempo, ni siquiera le pidió permiso para entrar cuando ya estaba dentro a Paul no le quedó de otra, solo se encogió y cerró la puerta lentamente. Jane observaba todo, pulcramente limpio,
-¿Y bien?-Cuestionó la pelirroja sentándose en un sofá cruzando las piernas, sacó un cigarrillo de su bolso el cual no dudó en encender para fumarlo al acto.-¿Qué era ese asunto tan importante que tenias que hablar conmigo?
Paul y Jane
Paul se frotó las manos, por alguna extraña razón los nervios habían desaparecido, bueno eso ya era un peso menos de encima podía hablar con claridad; a la par que expresarse mejor.
-Jane.-Paul también hizo lo mismo que Jane, solo que en lugar de cigarrillo, se sirvió una copa de tequila, antes de seguir hablando se bebió de un solo trago el caballito, se sirvió una vez más repitiendo la acción.-Tengo que hablarte de nosotros.
Jane se puso seria, hacia buen tiempo que no tenían una conversación a cerca de ellos, mucho menos escuchaba a Paul mencionar el noviazgo de manera tan sombría como entonces, pero antes de comenzar a hacerse ideas mejor prefirió escuchar primero, por lo que se acomodó mejor en el sillón.
-Pues te escucho amor.
-Mira, pasa que hace tiempo, anduve con una chica; la amé demasiado solo que fui ciego, no vi lo que sentía bien del todo hasta hoy, es decir…
-¿A dónde quieres ir con esto McCartney?-Jane apretaba fuertemente su puño izquierdo.
-Jane.-Paul supo que mientras más vueltas le diese al asunto, menos podría explicarle a Jane que su relación debía terminar.-Siempre he estado enamorado de otra chica.
Justo lo que temía, Jane se puso de pie de un solo salto como si hubiese sido impulsada por un resorte, una vez parada anduvo por la sala y el comedor tan aprisa que a Paul le era difícil seguirle el paso con los ojos, al cigarrillo que fumaba le siguió otro, otro y uno más, Paul le arrebató la cajetilla fumar de ese modo le iba a hacer daño.
-¡¿Quién Es!?-Paul suspiró pesadamente rodando los ojos, otra vez iban a discutir, pues bueno discutirían.-¿La conozco? ¿Esa perra es del medio?
-¡Tampoco te permito que la llames así!-Paul se exaltó.-No, no es del medio es una chica común.
Jane manoteó, entonces ¿Cuál era el problema? ¿A caso la otra era más bonita que ella? No, definitivamente no consideraba la posibilidad; estaba cien por ciento segura que eso no era más que una aventura mas de Paul.
-Comprende Jane, ¿para que seguir juntos si yo ya no te amo?
-¡Con que yo te ame tiene que bastar!
-¡No es así la cosa!-Paul el zarandeó desesperado.-Yo no quiero seguir contigo a la fuerza, estoy dispuesto a recuperar a la otra Jane, comprende por favor quieras o no voy a por esa muchacha.
-Pero Paul..-los ojos de Jane comenzaban a llenarse de lágrimas, McCartney no podía evitar sentirse culpable.-¿Por qué precisamente a estas alturas Paulie?
-Ni siquiera yo lo sé, fui un cobarde por no haberte dicho esto antes Jane, pero considero que es mejor tarde que nunca, mira ahora tu eres libre para conseguirte alguien que de verdad te quiera y te valore, yo no puedo quererte.
Jane se zafó de los brazos de Paul dándole tremenda bofetada, de momento se quedaría tranquila pero nunca, NUNCA soltaría a Paul, jamás lo dejaría para que se fuera con otras perras. Sin decir nada tomó su bolso y salió echa una furia del apartamento
Paul y John
 apenas abrió la puerta se topó con John, este la saludó sin embargo ella no le hizo caso continuando con su camino rumbo a la salida del edificio.
John no le tomó importancia, se ajustó al gorra que llevaba  y tocó el timbre.
-¡Hola Johnny!-Paul abrió sobándose la mejilla, vaya que Jane pegaba fuerte.
John viboreando todo,.
-¿Y bien? ¿Se enojó verdad?
Paul asintió ¿Qué esperaba? Era lógico.
-Y en que quedaron.
Paul tomó aire, sacándolo lentamente, a decir verdad no quedaron en nada, pero conociendo a Jane como la conocía seguro no se quedaría de brazos cruzados, de momento el coraje la pausaba, esa era una ventaja a su favor sin embargo ya después quien sabe, lo bueno de todo ello fue que no le dijo a donde iría.
-En nada, ella se enojó, no me dio chance de seguir hablando.
-¿Y para que darle explicaciones?-John alargó los brazos poniéndolos en el respaldo del sillón.-Creo que así están mucho mejor.
-pues sí, tienes razón, ¿Y que con tu problema? ¿Qué les dijo el médico a ti y a Cyn?
John sonrió abiertamente, él y Cyn fueron al médico en la mañana solo porque a la señora Lennon se le metió entre ceja y ceja, quería ver que todo estuviese en orden dentro de ella, y por supuesto también dentro de John los resultados fueron positivos, John abandonó hacía rato las drogas, el alcohol no tanto, pero no lo tomaba tan frecuentemente; lo cual quería decir que sus espermatozoides estaban formalmente aptos para poder fecundar un nuevo ovulo de Cynthia, esto sería luego de que pasase el periodo menstrual; de eso tendría que pasar una semana más, para poder empezar con su trabajo, un óvulo de Cyn esperaría para ser fecundado.
-El médico dice que todo están en regla, que dentro de un mes o dos Cyn puede quedar nuevamente embarazada.-John se mordió el labio.-Solo hay un pero.
-¿Y?-Paul regresaba de la cocina con un par de sándwiches y vasos de refresco, lo de Jane le dio un hambre tremenda,  aparte de que no quería irse al aeropuerto sin comer, aunado a que no le gustaba la comida de los aviones.
-Nada, Cynthia está en periodo menstrual.
-John que yo sepa eso es natural en las mujeres ¿Cuál es el pero?
-Que dura una semana, y a ella no le gusta hacerlo cuando entra en periodo por considerarlo antihigiénico, yo digo que nada tiene que ver, pero ya ves, Cyn es Cyn.
        Paul negó con la cabeza, si Cyn era Cyn, pues John era John o sea un calenturiento sin oficio ni beneficio, en serio había veces en que la compadecía, y otras en que ni sabía que pasaba entre ese par, lo único que todos tenían bien claro es que solamente Ringo y John pudieron encontrar sus medias naranjas y eran felices con ellas; se les notaba en todo, en la risa., en el rostro, en la manera de escribir tanto Cynthia como la madre de John eran las musas predilectas para que Lennon hiciese a veces temas que casi alcanzaban la maestría en su mayor totalidad.
Era demasiado raro que John Lennon no escribiese un tema inspirado en Cynthia, que a ver de Paul era la musa inspiradora numero uno del creador del grupo.
-Solo ten calma John.-Paul dio un mordisco a su sándwich acompañándolo de un trago de refresco.-Creo que las mujeres son un poco cuidadosas en cuanto a eso, tu solo trata de consentirla en la mejor manera posible.
John abrió la boca espantado, a esas alturas haría de Cyn una niña malcriada y mimada, más de lo que ya era.
-No me pidas eso. Oye cambiando el tema ¿A que hora te vas?
A Paul hasta eso se le habia olvidado, se fijó en el reloj de la casa, solo faltaban quince minutos para que el avión a Liverpool despejara, se levantó tal cual resorte del sillón y corriendo fue por su maleta y las llaves de su coche.
-Espera.-John lo detuvo colocando una mano sobre el hombro de Paul.-i quieres yo puedo llevarte.
-Ya estás.-Paul le pegó en el hombro derecho a modo de agradecimiento.-¡Pero apúrate antes de que pierda el avión Johnny!
John y Paul bajaron corriendo las escaleras en cinco minutos, se detuvieron un momento en el auto de John para volver a tomar aire y después John y Paul abordaron el coche, John manejaba a mas de 110km por Paris, necesitaban llegar rápido al aeropuerto antes de que el avión de McCa se perdiera.
-Buena suerte Paulie.-John se despidió de Paul dándole un abrazo una vez que lograron llegar al aeropuerto.- Salúdame a Mimi cuando tengas un momento para verla ¿Quieres?
Paul asintió estaba echo un manojo de nervios, y ni sabia porque.
-De acuerdo, bueno nos vemos.
-Adiós.
Paul tomó aire y después cogió las maletas, abordó mientras subía los escalones echó un vistazo hacia atrás John ya no estaba ahí, ahora solo le quedaba jugar bien sus cartas para que las cosas salieran como él quería.
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Ringo alzó su mano para tocar el timbre de la puerta de George, sin embargo unos sonoros gemidos provenientes de adentro le advirtieron que su amigo si estaba en casa, solo que acompañado de alguien más; desistió de tocar, ya saldría la ‘’compañera’’ de George y el tendría el paso libre para entrar, pero no se quedaría todo el tiempo afuera del apartamento de George, enfrente se encontraba un restaurante, tenia buena pinta y nunca había ido a pesar de que siempre tenía curiosidad de tomarse un café en una de las mesitas que estaban en la terraza.
Mesa de Ringo
Si algo le encantaba era ver París mas de día que de noche, la vista nocturna era hermosa sin duda, pero casi nadie lo veía de lejos en el día, podía que fuese más hermosa de lo que aprecia. Así pues, Richard se ajustó su gorra y se colocó la bufanda era un día especialmente frio estaban empezando a entrar al invierno, metió nuevamente las manos en el abrigo de lana y se dirigió al restaurante, cruzó la calle con cierta dificultad, pues era una de las principales y más transitadas.
La vida en parís era más rápida y estresante que en Londres y ni que decir en Liverpool; ¿Pero que podía decir de una capital que era considerada como una de las principales en el mundo? La idea de vivir durante todo el año de 1965 en Paris fue de Brian, quien encontró ahí varios patrocinadores que estaban dispuestos a dar banquetes, cocktails, fiestas y conciertos y sobre todo pagar excesivas sumas de dinero que después iban a parar a las cuenta bancarias de cada uno en Londres.
Se sentó en la mesa mas apartada que pudo encontrar sacó de su bolsillo la cajetilla de cigarrillos que siempre acostumbraba llevar, sin embargo olvidó en su coche el encendedor por lo que se vio obligado a pedir fuego a unas muchachas que estaban en la mesa de enseguida, el simple hecho de conseguir fuego par a un cigarro, le valió como condición tomarse una foto con cada chica, no estaban feas, al contrario; el único defecto es que él estaba casado, y no quería faltarle a Maureen, al igual que John él la amaba demasiado. Agradeció a las muchachas el fuego y siguió a lo suyo, su cappuccino doble llegó a tiempo lo cual le permitió disfrutarlo caliente con un trozo de pastel de chocolate, miró su reloj para esa hora, George debería dejar de estar ‘’ocupado’’. 
Luego de terminar las últimas sesiones para A hard Day’s Night, decidieron darse un descanso y esperar un poco más de tiempo, John no quiso seguir con la grabación de Help! Hasta no haber pisado tierras mexicanas, no sabía porque John se empañaba tanto, y los demás pero eso le servía para una sola cosa: darle más tiempo a Mo y Zac a quienes tenía bastante abandonados: no porque él quisiera sino porque el trabajo no le daba tiempo, Mo al igual que Cynthia comprendían que sus respectivos hombres necesitaban trabajar, pero para eso John quiso que se dieran todos un descanso, las excesivas giras, las continuas grabaciones, las invitaciones a programas todo eso los dejaba bastante agotados, casi o más bien sin fuerzas.

Terminó rápido su comida, dejó un billete de 100 euros y volvió al apartamento de George, esta vez ya seguro de no escuchar gemidos, tocó la puerta, para su sorpresa antes de que él entrara, iba saliendo del apartamento la mismísima Celine de Poligniac, Ringo se quedó con la boca abierta, esa mujer era la esposa del primer ministro y justamente George era su amante, al beatle menor poco le importó que Ringo estuviera viéndolo en vivo y en directo, Celine firmó el cheque y él la despidió dándole semejante beso que bien pudo haberle sacado los pulmones.
Una vez que el campo estuvo libre, Ringo se sintió en total libertad para entrar al apartamento el cual estaba no muy bien ordenado.
-Anda Riche.-George hablaba desde su habitación, estaba poniéndose lo que le faltaba de ropa, pues aunque el edificio estaba con la calefacción a lo que daba, el beatle tenía frío.-¿A que me debo tu visita?
Ringo se acomodó el saco, seguía sintiendo frio en el apartamento de George.
-No.-Richard se rascó la cien.-Estaba pasando por aquí, y pensé que no sería mala idea venir a visitarte.-Luego recordó lo de Celine, si el ministro se enteraba, estaba seguro que no descansaría hasta hacerlos pedazos.-George.
-¿Si?-George estaba en el mueble-bar haciendo un par de bebidas, tenía algo de sed, y estaba seguro que un borbon no le caería nada mal a Richard.
-¿Qué es lo que tienes exactamente con la esposa del primer ministro?
George dejó la risa, si bien Ringo era el único que sabía de la existencia de su último trabajo, pues no se lo contaba a Paul ni a John porque ellos tenían sus propios problemas.
George con la guitarra
-Nada.-George caminó hasta la salita dándole a Ringo el vaso de Borbón, el tomó asiento en el sillón pequeño, dio unos cuantos sorbos a su bebida y la dejó abandonada en la mesita de centro.-Solo es una clienta, es solamente eso.
Ringo se quedó mas tranquilo, si la relación era exclusivamente de trabajo pue son habia nada que temer.
-¿Y como está Pattie?
George estaba entretenido con su guitarra, trabajaba en una canción que tenía en mente para el siguiente álbum aunque nada más tenia escrita la melodía, las notas todavía no las sacaba.
-Perdona Rich.-George se mostró verdaderamente avergonzado, estaba tan entretenido.-No te escuché, ¿Decías?
Ringo sonrió de medio lado.
-Te preguntaba por Pattie, ¿Ella en donde esta?
George dejó de lado su guitarra española, a decir verdad hacia unos dias tuvo una pelea fuerte con Pattie, ella se fue a hacer unas sesiones a la India y bueno, él estaba solo y disponible para hacer mejor su trabajo por lo que no se preocupaba por ella, es mas ni siquiera la extrañaba.
-Creo que en Portugal.-George se rascó la cabeza.-¡Espera, espera es en la India! Pattie fue a trabajar a la India.
Ringo meneó la cabeza, era lógico que el amor por Pattie se le hubiese acabado, lo más impresionante es que a George nunca le gustaron las relaciones serias, era todo un don Juan con las chicas y ellas lo aceptaban a pesar de que era bastante mujeriego; en conclusión pobre Pattie, había veces en que sentía lastima por ella.
-¿Por qué no terminas con ella si no la quieres George?
George apartó sus ojos de Ringo, esa era una buena incógnita solo que la soledad fue algo que nunca le gustó, si permanecía con Pattie es solamente porque le daba terror saberse de alguna manera solo; y mal que bien, Pattie no era mala novia, al contrario el problema estaba con él, no era culpa suya que las mujeres le gustaran demasiado y no solo las mujeres sino también el dinero.
-Mejor cambiemos el tema Riche.
-No George, Ringo cambió de asiento.-¿Para que seguir en una relación cuando ya no existe el interés?
-¡Claro que hay interés!
-No me mientas George, tu ya no la amas ¿Verdad?
George respiró hondo, si ¿Para que seguirse mintiendo? Ya no la amaba, jamás la amó si salió con ella fue porque era buena en la cama pero nada más, el jamás sintió amor por Pattie, bueno nunca lo sentía por nadie y la verdad dudaba que su media naranja hubiese nacido.
-No.-Ringo se quedó helado nada mas de escuchar como dijo la palabra ‘’no’’ tan fríamente.-No la amo, pero aun así no puedo dejarla Richie ¿Porqué? Ni yo mismo lo sé, sé que me estoy haciendo daño y a ella también pero es algo que no me deja, es más fuerte que yo y hasta que no encuentre a la mujer que me haga perder los pies del suelo, cosa que dudo mucho que suceda.
-¿Y por que no? Mira a John, mírame a mí, y Paul bueno él está haciendo su lucha, ¿Tu porque no?
-No estoy para compartir la vida con nadie, el dinero me agrada más que otras cosas, y si te soy sincero, no creo en esas estupideces del amor a primera vista.
-¿Te digo algo? Nunca digas nunca, no sabes cuando te va a llegar.
-No importa Richard. ¿…Y que tal Zac y Mo eh?
-Ellos están de maravilla, Mo, quiere ampliar la familia, pero apenas tenemos a Zac, creo que lo mejor sería que esperemos un tiempo antes de hacer cualquier cosa, ya sabes.
George se quedó callado, ya casi todos estaban casados bueno a excepción de Paul, pero no tardaría en estarlo también claro si es que lograba convencer a Dothy de regresar a su lado; entonces él se convertiría en el único Beatle en quedarse soltero, bueno eso no estaba mal pero también le daría algo de mala pinta al grupo. O quien sabe conociendo como conocía a Brian, de seguro que lo iba a usar a él para darle más publicidad al grupo. Pero mientras se conseguía una mujer que lograra doblegarlo, él seguiría disfrutando de su soltería.